En mis años como profesora me encuentro que lo más difícil para el alumno es establecer una constancia en su práctica de yoga. Muchos comienzan sus clases con la  ilusión de hacer una actividad diferente a las que hacen habitualmente, otros porque no se sienten bien en su día día o recomendados por el médico vienen buscando un remedio  que les haga sentirse mejor y otros con la idea de crecer espiritualmente. Pero la mayoría abandonan cuando ya estaban a punto de conseguir el objetivo inicial que es crear el hábito.

La mayoría de las personas carecen de hábitos saludables, tienen tendencia a ir de una actividad en otra sin establecerlas por un periodo lo suficientemente largo.

En los Yoga sutras, Patanyali nos habla de la necesidad de que la práctica del yoga sea estable y por largo tiempo para poder hallar sus beneficios. Pero en los tiempos que vivimos donde las cosas pasan tan deprisa y estamos sometidos a tantos impactos sensoriales, resulta difícil que nuestra atención no se vaya de un lugar a otro sin rumbo fijo y de una actividad a otra.

Nuestra tendencia es a consumir en exceso sin darnos tiempo a digerir, esto es posible observarlo tanto en nuestra forma de alimentarnos como en nuestra forma de comprar y desechar artículos de vestir o del hogar. También sucede con el conocimiento, cursos y más cursos tanto de ámbito profesional como de desarrollo interior. Y al igual que te indigestas con la comida, te indigestas de todo lo demás. La apatía y el desanimo aparecen y estos dos obstáculos son difíciles de salvar.

Si miles de años a.c Patanyali nos advertía del carácter disperso de la mente humana para establecer una práctica constante cuando no existían televisión, internet, centros comerciales… hoy podríamos decir que es un auténtico reto personal el seguir una práctica constante en cualquier disciplina.

Y es precisamente eso lo que nos mantiene más dispersos y en peor estado de salud física o  psIcoemocional la falta de constancia en nuestros hábitos saludables. Por ende, cuantos menos hábitos saludables tengas, más hábitos insalubres tendrás, pues los seres humanos funcionamos por repetición de hábitos y patrones.

Cualquier cosa, saludable claro,  que seas capaz de mantener durante un largo tiempo traerá bienestar a tu vida por dos razones fundamentales:

• La primera es que allí donde establezcas un hábito mejor al que tenias, traerás bienestar a tu vida.
• La segunda que el solo hecho de plantearte un propósito y mantenerlo desarrolla tu voluntad, haciéndote más fuerte, más seguro y más libre.

¿Te parecen  buenas razones?

 Pues te aseguro que encontrarás muchas más que irán llenando tu vida porque cuando desarrollas un propósito que tú mismo te estableces por elección propia, tus condicionamientos y patrones obsoletos van desapareciendo dando lugar a nuevas experiencias y nuevos recursos que tú mismo vas creando sin darte cuenta.

No te voy hablar sobre hábitos saludables o hábitos nocivos, muchos ya los conocerás, aunque si te pararas a repasar tus hábitos encontrarías que muchos de los que te parecen más comunes son menos saludables de lo que crees.

Hoy voy a hablarte sobre propósitos, según la lengua española, propósito es “determinación firme de hacer algo” también “objetivo que se desea alcanzar”, no se a ti pero a mi estas definiciones en si ya “me ponen”.

• La primera me invita a sentirme poderosa, brillante, entusiasta…
• la segunda me invita a vivir una aventura, me hace sentirme expectante.

Un propósito es un motivo que te lleva a la acción, con una motiva-acción tu cuerpo en seguida reacciona y la tan temida apatía desaparece. La adrenalina se activa en tu cerebro y montón de ideas nuevas aparecen ante ti ofreciéndote un sinfín de oportunidades.

Cada propósito que consigues realizar con éxito te lleva a plantearte otro mayor y así hasta el infinito.

Seguramente estarás ya pensando en un gran propósito, si, ese que va a dar sentido a toda tu vida, ¡¡genial!! Pero te advierto como experta en acometer propósitos que necesitarás un entrenamiento. Verás te cuento, yo tengo un gran propósito que es la de servir de hilo conductor a otras personas por eso me dedico a la enseñanza del yoga y otros conocimientos pero para llevar a cabo ese propósito he tenido que alcanzar antes otros objetivos como fue dejar el trabajo que tenía antes que no me resultaba tan satisfactorio como es vivir de mi propósito. Para desarrollar la determinación necesaria he tenido que imponerme muchas pequeñas disciplinas.

Una disciplina puede ser cualquier cosa que te propongas y cumplas. Puede ser hacer ejercicio de forma regular, leer un libro al menos una vez al mes, mantener el armario ordenado, ir caminando al trabajo, no mirar el móvil cuando estas con alguien, hacer unos minutos de meditación al día, recitar un mantra 108 veces, practicar un kriya, una práctica de yoga regular, realizar cantos a la madre tierra  o hacer una oración si eres seguidor de una religión. Seguro que en tu día a día encontrarás muchas pequeñas disciplinas que puedes plantearte como propósito.

La mejor forma de definir el propósito es ponerle un tiempo de duración, por ejemplo “me propongo recitar un mantra durante un mes cada día”, recuerda que para que un nuevo hábito se establezca necesita entre 21 y 40 días. Ese habito que tu quieres establecer es la determinación que necesitas para tu gran propósito. Debes tener en cuenta que si un día no cumples con la rutina que te has impuesto como propósito, nada de lo que hayas hecho antes servirá y tendrás que empezar por el primer día.

Te aseguro que si comienzas con estas prácticas cada logro te parecerá un mi-logro porque serás tú quien lo logres, te sentirás cada vez más fuerte, más entusiasta, mas vital y más feliz.

Y a saber qué cosas maravillosas puedes ser capaz de conseguir. Yo confió en ti y sé que todo lo que te propongas lo conseguirás… mientras te espero en mi escuela de yoga para que me lo cuentes, animarte o si uno de tus propósitos es el yoga para apoyarte y enseñarte todo lo que he podido aprender con mi practica.

Con mucha Luz.

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