Siente para existir.

Entre los mayores olvidos del ser humano se encuentra el olvido a sentir, el olvido a experimentar la vida como la siente.

Los dogmas religiosos nos alejaron de nuestra libertad de experimentar la vida a través de las sensaciones emocionales, determinando lo que estaba bien de lo que estaba mal. No había nada que cuestionar, era pecado o no lo era.

A partir del siglo XVI Descartes expone las bases del racionalismo con el “pienso luego existo” y comenzamos a cuestionarlo todo. La búsqueda de la libertad del ser humano comienza.

Siempre es hermoso conocer de dónde venimos para ver como la evolución va pasando por distintas etapas, imprescindible seguramente, hasta llegar al momento presente.

Pero ahora en este momento presente en el que nos encontramos hemos madurado lo suficiente como para experimentar la vida desde planos más sutiles, comenzamos a despertar la conciencia emocional.

Teniendo en cuenta que el planeta Tierra es un ser emocional, todo lo que habita en ella viene a experimentarse y a evolucionar a través de las emociones. Llegado a este punto de entendimiento pareciera que estamos en buen camino pero sucede que el almacenamiento que guarda nuestra psique sobre la visión dogmática y el cuestionamiento constante de toda experiencia vivida nos aleja de nuestra conciencia emocional, puesto que la emoción solo puede ser vivida en el presente.

Cuando experimento una emoción como la ira, los celos, etc. y está condicionada por la idea de si “es buena o es mala” o me entretengo en pensar que mis celos son consecuencia del comportamiento inadecuado de mi “amada” pareja, no puedo vivir de manera real la emoción pues me estoy alejando de la experiencia que es la que está sucediendo ahora y me estoy relacionando con conceptos aprendidos, me salgo de mi ser y me voy a hacer un viaje por el tiempo y el espacio, ha recuperar experiencias similares o a vivir dentro de mi “amado” donde creo que están los celos que yo siento.

¡¡¡Pa volverse locos!!! Imagina las neuronas como locas estableciendo conexión desordenadamente y a la velocidad de la luz, sin saber a dónde ir, ni para donde tirar. Cualquier día se ponen todas en huelga y te dicen “oye hasta que no te aclares no me muevo”

Y así sucede en ocasiones, emiten orden de pausa y algo en nuestro cuerpo deja de funcionar o lo hace de forma incorrecta, loco ya de tanto desorden.

Te propongo que  comiences a practicar el SIENTO LUEGO EXISTO, sintiendo tu mano, no pienses en ella como una parte de tu cuerpo de la que salen otras cinco pequeñas partes o como algo que te permite coger y manipular cosas. Eso es relacionar la experiencia con tu primera clase de anatomía o con la primera vez que tu madre te dio una cuchara para comer. Siente la temperatura, el hormigueo, el volumen en el espacio, siéntela interna y externamente, siéntela en relación con la muñeca, con el brazo y con el cuerpo. Siente dolor o no dolor, siente todo a través de tu mano.

Y sigue, y sigue sintiendo hasta que lo hayas sentido todo. La relación con tu mano puede llevarte hasta el infinito, en un infinito presente.

Así con cualquier experiencia que estés viviendo, siéntela, usa tu cuerpo para sentirla, mira donde se aloja, como baja o sube de intensidad, como está viva dentro de ti. Observa que se acompaña de un gran número de pensamientos, de recuerdos que a su vez traen nuevas emociones. Tu sigue ahí sintiendo, no argumentes, no te enredes con los movimientos. Acéptalo todo, será como una corriente marina, si luchas con ella te ahogas pero si te dejas llevar te devolverá de nuevo a la superficie.

Cuando decidimos sentir consciente y plenamente lo que estamos viviendo, comenzamos a entrar en orden, al principio solo serás consciente del desorden pero a partir de ahí todo encontrará su propio orden y dispondrás de un infinito espacio para VIVIR de verdad.

 Con amor y mucha Luz.

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