En tiempos de guerra.

En tiempos de guerra hay que estar muy alerta para no sucumbir ante los peligros. A veces la guerra no está fuera si no que está en el interior de los seres humanos. Aún así la guerra no es menos feroz, es necesario estar alerta a los muchos enemigos que se presentan que no tienen otro objetivo que apoderarse y gobernar sobre el reino interno.

Son muchas las personas que en esos momentos de reyerta se dejan llevar por sus pensamientos, creando escenarios dantescos donde todo lo construido durante mucho tiempo es asolado en pocas horas.

Las guerras externas nunca llegarían si antes no le hubiéramos dado cabida en nuestros pensamientos. Millones de personas experimentando batallas internas generan tal tensión en el universo que todo en él se remueve y modifica su comportamiento. Cómo es natural cuanto más cerca estamos de ese cúmulo de pensamientos mayor es la tensión.

No hay otra forma de comprender esto más que experimentándolo en primera persona. Cuando un conflicto te lleva a otro y ese a otro más, es necesario ver esa cadena de pensamientos que dan lugar a la gran batalla. La mayoría de las veces esta cadena se hace tan larga que resulta casi imposible ver su punto de partida, pero es necesario darse cuenta que lo que vives hoy es consecuencia de algo que generaste previamente. Cuando consigues hacer varias relaciones de estas, aun no siendo capaz de ver el origen de todo, al menos ya eres consciente  de que tú y nadie más que tu estas generando esta guerra en la que te encuentras. Ahí comienza a ralentizarse todo  porque dejas de sumar conflictos y aunque sigas batallando con los enemigos que te has creado ya no generas otros nuevos.

Quedar en paz con los que ya tienes y generar un espacio de armonía te llevará tiempo. Es necesario no desfallecer para no volver a entrar en guerra. Es necesario ceder y rendirse en muchas ocasiones. Es necesario recordar que lo único y más valioso para uno es la paz y dejar a un lado muchos de los valores que hasta ahora se han estado sustentando.

En tiempos de guerra todo cambia, partes de ti quedan tan desoladas que son imposible seguir habitándolas. Los traslados a nuevos espacios son difíciles, lugares inexplorados, desconocidos y salvajes donde nada te es familiar, donde todo parece tener que ser construido, pero no cometas el error de negarte a reconocer e integrar lo que los nuevos espacios te ofrecen, las nuevas posibilidades que por desconocidas podrían pasar desapercibidas y llevarte a reproducir los  mismos escenarios de los que vienes para que más tarde vuelvan a generarse los mismos conflictos, y así volver a la rueda una y otra vez.

Cuando accedemos a tierra virgen e inhóspita, hay que hacerlo con el carácter de un aventurero que ve una oportunidad en todo lo nuevo. Permitir que las posibilidades que están disponibles se abran ante ti, para esto has de tener la mente clara, alejada del conocimiento condicionado y dejar que esta sea como la de un niño  que vacía de contenido está ávida y expectante a toda nueva experiencia.

Es necesario recordar que eres del lugar en el que estás, no del lugar del que procedes, pues volver atrás no es posible más que en la memoria y esta es uno de los grandes obstáculos de los que vienes huyendo. Da cabida al olvido de lo superfluo para que el único recuerdo verdadero te sea revelado. El origen.

En el origen tu conocimiento condicionado es impenetrable, así que si quieres acercarte a él más te vale dejar de dar las cosas por ciertas y tomar en cuenta las inverosímiles, las abstractas y hasta las consideradas absurdas, insignificantes y ridículas.

Este mundo se ha hecho muy práctico en cuanto a los quehaceres habituales pero cuanto más práctico y sencillo en lo cotidiano, más compleja y enredada se ha vuelto la mente. La energía que no se dedica a la supervivencia queda estancada en los filamentos de la mente. Y más difícil es ver luz en la oscuridad de esta maraña.

Por eso, es bueno que te ocupes de lo sencillo, como así de sencillo es el origen y te alejes de complejidades que es el sustento de egos que necesitan de lo complejo para definirse a ellos mismos.

Puesto que todas las cosas surgen del origen, el camino de vuelta se hace dejando atrás todas las cosas y no temas de quedar vacio pues en el origen están todas las cosas pero en un orden perfecto y en perfecta armonía.

Te abrazo con mucha Luz.

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 Imágen obtenida de internet, The Mission Martinez.

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