La Tierra se queja.

Vuelve a arder la tierra en las inmediaciones. La casa está en llamas. Nuevos incendios devastan a estas horas la piel de nuestra Madre en las provincias de Huelva y Sevilla como lo han hecho a lo largo de todo el verano en otras provincias y países cálidos.

Y yo me pregunto si es la consecuencia de su necesidad de transformación o es que como madre da a sus hijos la libertad de aprender experimentando aún a pesar de su dolor. Si al menos aprendiéramos ella se sentiría agradecida y no tardaría en sanar sus heridas pues su fuerza, generosidad y valentía no tiene límites.

 Pero no parece que estemos aprendiendo mucho. ¿Qué ser inteligente quemaría su propia casa y a sus propios hermanos? ¿Quién quemaría su alimento, quién envenenaría el agua que bebe y el aire que respira? ¿Somos estúpidos? Parece que si lo somos, y cada día más estúpidos. ¿El ser humano está decidido a destruirse a sí mismo?

Sobre cómo evitarlo debíamos andar reflexionando, y no me refiero a que se ocupen de ello las autoridades que ya sabemos que no son más que nuestro propio reflejo de estupidez, cada uno de nosotros tiene su grado de responsabilidad. Déjate sentir la tuya y ponte al servicio de un planeta llamado hogar.

Aquí te dejo mi rezo, un sentir contenido en mi libro Cuando el corazón se expresa… espero que te sea útil en tus reflexiones.

La Tierra se queja.

Dicen que esta gigantesca esfera está enferma,

que gime doliéndose de un gran mal que la acecha.

Pero que mal puede atacar a una obra tan grandiosa,

que aún enferma es capaz de desplegar tanta belleza.

 

Dicen que quien tuvo, retuvo, y así anda nuestra Madre,

reteniendo cuanto puede para ver si mientras tanto

sus hijos despiertan de su torpeza.

Engendrados y nacidos, alimentados y criados,

generación tras generación hemos poblado la Tierra.

 

Pero ¿y ella? ¿De qué se alimenta una madre?

Sólo del amor fluyendo como sangre por sus venas.

Esta es su pena,

que sus hijos herederos de la Tierra

se olvidaron que son ellos

los transmisores del cielo.

 

Y como madre, no es por ella por quien llora,

si no porque si sus hijos no despiertan

perecerán antes que ella.

 

Con mucha Luz.

Si te gustó el artículo y quieres seguir recibiendo publicaciones del blog SUSCRIBETE

Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar su experiencia durante su visita. Política de Cookies.

Acepto Modificar