El manto del olvido

Envueltos en un manto de olvido e irrealidad tratamos de vivir una vida recta y ordenada, sin conocer los fundamentos de la verdad y basados únicamente en los condicionamientos establecidos.

Es fácil darse cuenta como con demasiada frecuencia nos hacemos un propósito y en cuestión de horas o días lo hemos olvidado. Con esta característica que tiene nuestra conciencia de seleccionar lo más inmediato y arrojar al cajón desastre del inconsciente todo lo que no sabemos abordar en este momento para olvidarnos ya de ello para siempre.

Nuestra mente consciente, ese pequeño espacio en el que nos movemos, selecciona las experiencias en base a los patrones del deseo, del miedo y del ego, atrayendo o rechazando en función del miedo o el empoderamiento del yo y arroja al inconsciente todo lo que no es capaz de abordar desde estos parámetros en los que se mueve, creyendo que se deshace de todo lo demás para siempre. Pero esto no es así para nada.

El cajón desastre del inconsciente está repleto de experiencias esperando ser atendidas y que influencian todo lo que nuestra pequeña conciencia trata de manifestar. Es por eso que vivimos en una irrealidad constante, mostrando solo una minúscula parte de nosotros y teniendo además que moldearla y adaptarla a la experiencia del momento.

Nos engañamos y engañamos a los demás, nos saboteamos direccionando propósitos para enseguida abandonarlos con un “no puedo” “no sé” o peor aún “no me dejan”.

La mentira forma parte de nuestra vida en un porcentaje elevadísimo, mentimos supuestamente para no hacer daño a los demás, para escapar de situaciones comprometidas,  nos auto engañamos por temor, pereza o por supervivencia pero el único que trata de sobrevivir  ante este panorama de ignorancia es el ego, ávido de vivir a toda costa.

Como todo lo experimentado forma ya parte de la realidad pues ha sido creado, al pretender omitirlo lo arrojamos al cubo de la basura en que hemos convertido el inconsciente, ahí almacenado lo vamos cargando año tras año, vida tras vida, hasta que el cubo esté tan lleno que empiece a desbordarse y no tengamos más remedio que hacer limpieza y poner orden.

La mentira, la falta de honestidad genera un bucle que nos envuelve, una espiral por la que somos absorbidos y a la que a la vez se suman otras espirales colectivas. Así la ignorancia cada vez es mayor y vislumbrar la verdad tiene que venir precedido por un hartazgo de tanta mentira. Este hartazgo provoca tal incomodidad en la vida que por primera vez nos planteemos ser honestos con nosotros mismos y cambiar el rumbo.

Olvido e irrealidad son consecuencia una de la otra y se retroalimentan la una a la otra. Nacemos con un olvido de lo esencial y hemos de crear una realidad fundamentada en ese olvido, en ese desconocimiento. Cuanto más alimenta el desconocimiento la realidad más irrealidad o realidad paralela crea y cuanto más nos sumergimos en esa realidad paralela más nos olvidamos.

Es por eso que la práctica de la honestidad no es una cuestión moral si no una herramienta fundamental para la evolución. La mentira es cómoda pero enreda y crea marañas en las que quedamos atrapados. La honestidad es dura porque en sus primeros pasos  ha de romper esa tela de araña en la que estamos enredados, como en nuestra trampa hay otros muchos que también han caído, al desprenderte y romper ataduras, dejarás a otros desprotegidos dentro de la trampa y deberán tomar la decisión de ser honestos  y seguir rompiendo hilos o volver a construirlos.

La honestidad dista mucho de ser la verdad absoluta  pero es el camino que dirige a la verdad. Ser honesto con lo que piensas y sientes crea una acción y cada una de esas acciones por pequeñas que sean van construyendo un camino claro y sólido en el que te vas sintiendo estable, en el que te vas reconociendo en cada minúscula parte del camino, en el que vas recordando y así la verdad va surgiendo, una verdad que se desprende de ti, que emana de ti, en la que las dudas se van mitigando, la ignorancia desapareciendo y la realidad transformándose.

Así reconocerás la verdad cuando la veas y te hará libre. Surgirá de ti, del reconocimiento de las partes ignoradas, esa limpieza, ese vacío, te hará libre.

Te abrazo con mucha Luz.

Deja tu comentario aquí.

Este sitio web utiliza cookies propias y de terceros para mejorar su experiencia durante su visita. Política de Cookies.

Acepto Modificar