La conciencia de fluir

Fluir es una cualidad del movimiento, para que algo se mueva ha de partir de un punto estable, un soporte. La capacidad de fluir en la vida diaria está intrínsicamente relacionada con nuestro arraigo, el lugar desde donde parten nuestras acciones, ya sean los aprendizajes recibidos en la infancia como la estabilidad personal o profesional del momento. Para un sano y equilibrado fluir, nuestros apoyos (kurmas) han de ser lo suficientemente estables que nos den confianza y lo suficientemente sutiles para que no creen apegos.
Sobre todo esto nos hablaba Alison Caldwell en el seminario de Viniyoga dedicado al FLUIR. En cada seminario Alison de forma magistral y avalada por su amplio bagaje como formadora de yoga, profesora y pedagoga, instruye a los nuevos alumnos que se forman en Viniyoga en la Escuela de Luz Albor en Dos Hermanas, Sevilla.

Aquí te dejo su interesante resumen del seminario. 

Danzábamos, fluyendo con la música, enraizando los pies en la Madre Tierra, sintiendo la magia del momento presente. Nuevos comienzos de una nueva formación de profesores de ETY Viniyoga, Escuela fundada por Claude Maréchal, alumno directo de Desikachar, hijo de T. Krishnamacharya, el padre del yoga moderno.

Nos inspiraba el Yoga Sutra 1.1 Atha Yoga Anushashanam. Marca el inicio del compromiso mutuo y sagrado entre profesor y alumno.

Este sutra nos recuerda que el yoga se basa en los antiguos textos védicos, sabiduría milenaria que los arios trajeron a la india hace ya más de 3000 años.

A lo largo de la jornada, gozábamos de unas secuencias de posturas dinámicas y estáticas, sincronizadas con la respiración sonora ujjayi.

Explorábamos el uso de distintos soportes y anotábamos diversas modificaciones, útiles para que cualquier persona pueda acceder a esta práctica de ha-tha yoga, cuya práctica regular busca el equilibrio entre las energías femeninas, tha o chandra, y las energías masculinas, ha, o surya.

Después de todo, vivimos andando encima de una cuerda floja, siempre en busca de la estabilidad (sthiti) que nos promete salud y bienestar (sukha).

Disfrutábamos de la unión consciente del movimiento corporal con la respiración, mientras que los 5 sentidos se retraían hacia el interior y la atención mental se enfocaba en la calidad de la experiencia de asana (samgati), con firmeza y estabilidad (sthira), comodidad y bienestar (sukha).

Hablábamos de la naturaleza impermanente (parinama vada) del mundo material, la Prakriti, de sus constantes fluctuaciones y cambios, en contraste con la naturaleza de nuestra esencia más profunda (sat vada), que no cambia nunca.

Mencionábamos el respeto e interés que mostraba Krishnamacharya hacia las necesidades particulares de cada alumno, el verdadero espíritu del Viniyoga, este aprecio de la originalidad de cada ser humano.

Estudiábamos kurma, los puntos fijos o apoyos, desde los cuales puede surgir el movimiento, meru. Las plantas de los pies son los kurma en las posturas de pie, y los puntos de contacto del cuerpo con la tierra son los kurma en Savasana.

Otro kurma importante es la textura, el ritmo y el sonido de nuestra propia respiración en ujjayi, que nos orienta y engloba nuestro movimiento en asana.

Investigábamos como la respiración, prana, mueve la columna vertebral, meru danda, y como la basculación pélvica, en sincronía con la respiración, ejerce una acción beneficiosa a lo largo de todas las vértebras, desde el cóccix hasta el cráneo.

Aprendíamos a aprender y aprendimos a alegrarnos de las equivocaciones en vez de sentirnos frustrados:)

Observábamos como un gran número de pensamientos realmente no son nuestros, sino ideas inculcadas por nuestra educación sociocultural.

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